El nuevo presidente de EE. UU. está manteniendo algunas de las políticas de su antecesor.
Muchos de sus votantes probablemente consideran al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y a su antecesor en la Casa Blanca, Donald Trump, como polos opuestos.
Si se juzga por el largo número de políticas del magnate inmobiliario que el nuevo mandatario ha intentado revertir a través de decisiones ejecutivas en las dos primeras semanas de su gobierno, ese parece ser el caso.
Este martes, Biden volvió a firmar una serie de órdenes dirigidas a revertir la política migratoria de mano dura de su predecesor.
Y solo durante su primera semana en la Casa Blanca, Biden firmó 21 órdenes ejecutivas, más que la suma de las que emitieron en el mismo periodo los anteriores cuatro presidentes de EE.UU., desde Bill Clinton en 1994 hasta Trump en 2016.
El objetivo de una parte sustancial de estas decisiones ha sido revertir políticas aplicadas por Trump.
Biden ya ordenó el reingreso de Estados Unidos al Acuerdo Climático de París y a la Organización Mundial de la Salud, detuvo la construcción del muro fronterizo con México, puso fin al veto que impedía la llegada de viajeros procedentes de un grupo de países mayoritariamente musulmanes y volvió a abrir las puertas para el ingreso en las Fuerzas Armadas de personas transgénero, entre otras cosas.
Todas estas eran decisiones polémicas que impuso Trump haciendo uso de sus poderes presidenciales.
Sin embargo, hay otras políticas controversiales del gobierno anterior que han sobrevivido la arremetida del nuevo mandatario contra el legado de su antecesor.
BBC Mundo te cuenta cuáles son 5 de estas políticas.
1. Acuerdos Abraham
Uno de los hitos que marcaron el legado del gobierno de Trump en política exterior son los llamados Acuerdos Abraham, mediante los cuales -gracias al patrocinio de Estados Unidos- Israel normalizó sus relaciones con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán.
Firmados en 2020, estos acuerdos fueron presentados en su momento por la Casa Blanca como un paso adelante en la búsqueda de la paz en Medio Oriente, al facilitar el establecimiento de relaciones entre el estado judío y países árabes, algo casi inédito pues hasta entonces Israel solamente mantenía relaciones formales con Egipto y Jordania.
Estos nuevos acuerdos fueron criticados porque indirectamente debilitaban la posición de los palestinos en su conflicto con Israel pues históricamente una de las formas en la que los países árabes les habían apoyado era a través de su rechazo a reconocer al estado judío.
Otra crítica a estos acuerdos residía en que para hacerlos realidad, Estados Unidos hizo algunas concesiones importantes como acceder a vender 50 aviones caza de última generación F-35 a Emiratos Árabes Unidos.
La semana pasada, el nuevo secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, respaldó estos acuerdos al calificarlos como "un desarrollo muy positivo" y anunciar que la presidencia de Biden piensa construir sus políticas sobre ellos.
Sin embargo, el nuevo gobierno también ha anunciado que revisará la venta de los aviones caza a Emiratos Árabes algo que -aunque es considerado como un procedimiento usual cuando hay cambios de gobierno- podría afectar estos acuerdos si Washington termina retractándose de la operación.
2. Línea dura con China
Una política con la que Donald Trump marcó una diferencia clave con sus antecesores en la Casa Blanca de los últimos 40 años fue la adopción de una política de abierta confrontación con China.
Aunque los presidentes anteriores a él no habían evitado criticar a Pekín por temas como la situación de los derechos humanos o por sus prácticas comerciales, Trump no solo asumió un tono más duro sino que inició una guerra comercial con China y adoptó sanciones en contra de algunas de sus empresas bandera como Huawei.
Durante su audiencia de confirmación ante el Senado, Blinken dijo que pensaba que Trump tenía razón al asumir una postura más dura ante Pekín y que no tiene dudas de que esa nación representa el reto más significativo para Estados Unidos.
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El nuevo secretario de Estado también dijo que coincidía con la opinión de su antecesor, Mike Pompeo, quien señaló que China está cometiendo un genocidio en contra de los uigures y otras minorías musulmanas en la región de Xinjiang.
En cuanto a la guerra comercial, Biden ha dicho que va a apresurarse en temas como el levantamiento de los aranceles y que aplicaría políticas en contra de las "prácticas abusivas" de China como el "robo de la propiedad intelectual, los subsidios ilegales a las empresas" o las transferencias de tecnología forzosas a las que están obligadas las empresas estadounidenses para operar en China.
Así las cosas, los expertos anticipan que la principal diferencia entre la política de Trump y de Biden ante China residirá en los métodos y las formas: mientras el exmandatario optó por actuar de forma unilateral, se espera que Biden busque aliados en la escena internacional para hacer frente a Pekín.
3. Ayudas económicas de US $ 2.000
Cuando a mediados de diciembre pasado, el Congreso de Estados Unidos logró un acuerdo para un segundo paquete de ayudas económicas ante la pandemia del coronavirus, que incluía cheques por US$600 para cada ciudadano, Trump amenazó con vetar el acuerdo si ese monto no era aumentado hasta US$2.000.
El entonces presidente dijo que el monto aprobado era "ridículamente bajo".
Esa postura fue plenamente compartida con Biden, quien entonces calificó la ayuda aprobada como "un pago inicial" y afirmó que haría falta mucho más dinero.
Tras su llegada a la Casa Blanca, el nuevo presidente ha mantenido esa posición al punto que en su nuevo plan para estimular la economía se contempla un cheque por US $ 1.400 para cada estadounidense, el cual servirá para completar aquel monto fijado por Trump en diciembre de US $ 2.000.
4. ¿Los acuerdos migratorios con México y Centroamérica?
Revertir las políticas de inmigración de Trump es prosbalbemente en lo que más activamente ha trabajado Biden.
Desde la campaña electoral, fue claro en que uno de sus objetivos era "restaurar" el sistema de asilo y refugio en Estados Unidos.
El nuevo mandatario acusa a Trump de haber actuado en detrimento de la tradición estadounidense de acoger a los perseguidos de distintas partes del mundo, imponiendo numerosas limitaciones para su entrada y permanencia en el país.
Entre estas medidas se incluye el Protocolo de Protección de Migrantes (PPM), que establece que los aspirantes a pedir un asilo en Estados Unidos que lleguen primero a México deben esperar en ese país hasta recibir una respuesta a su solicitud.
El gobierno de Trump también suscribió con Guatemala, Honduras y El Salvador los llamados acuerdos de "tercer país seguro", que permiten que estos países acojan en sus territorios a personas que busquen asilo en Estados Unidos.
Durante la campaña presidencial, Biden afirmó que el PPM sería eliminado en su primer día de gobierno.
Sin embargo, una vez electo, durante una rueda de prensa en diciembre, Biden matizó su promesa.
"Esto se va a hacer y se va a hacer pronto pero no va a ser posible hacerlo el primer día", dijo al advertir que no podía levantar todas las restricciones existentes de forma repentina pues se arriesgaría a terminar con una crisis adicional que complicaría los esfuerzos de su gobierno.
Luego de casi dos semanas en la Casa Blanca, este martes Biden finalmente abordó el tema del PPM al firmar una orden ejecutiva en la que, sin embargo, aún no elimina este mecanismo si no que ordena a los funcionarios de su gobierno revisar este programa que ha obligado a miles de centroamericanos a esperar por su asilo en unos campamentos del lado mexicano de la frontera.
Durante la primera llamada telefónica entre Biden y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ambos hablaron sobre revertir las "medidas draconianas" ante la inmigración impuestas por el gobierno de Trump.
Sin embargo,también se refirieron a "aumentar la capacidad de reasentamiento", según el resumen de la llamada divulgado por la Casa Blanca.
Esto siembra dudas sobre si el nuevo gobierno prevé eliminar por completo este programa o si apunta a buscar una fórmula distinta pero que también contemple la posibilidad de que México siga acogiendo a los centroamericanos que busquen asilo o refugio en Estados Unidos.
La idea de reubicar a los solicitantes de asilo, también está presente entre las propuestas que Biden manejaba como candidato ante el tema migratorio.
Según se lee en la página web de su campaña, para atender este tema el nuevo mandatario prevé convocar una cumbre regional que incluya a los mandatarios de El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Canadá "para abordar los factores que impulsan la migración y proponer una solución de reasentamiento regional".
Queda por ver, cuán distintos serán esta "solución de reasentamiento" de los actuales acuerdos con México y Centroamérica.
5. Venezuela, Guaidó y Maduro
El gobierno de Trump fue el primero en el mundo en reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en enero de 2019, luego de que el mandatario de ese país, Nicolás Maduro, se reeligiera en el cargo en unas elecciones que gran parte de la comunidad internacional consideró fraudulentas.
A partir de allí, Trump impuso una serie de fuertes sanciones no solamente a los miembros del gobierno de Maduro sino también a la industria petrolera de Venezuela, principal fuente de divisas de ese país.
En enero pasado, los países de la Unión Europea decidieron dejar de reconocer a Guaidó como mandatario interino, debido a que se venció el periodo constitucional para el que había sido electa la Asamblea Nacional que él presidía.
Sin embargo, Trump optó por mantener ese reconocimiento y el nuevo gobierno estadounidense anunció que hará lo mismo.
Aunque Biden ha criticado algunas políticas de Trump sobre Venezuela -como sus veladas amenazas con el uso de la fuerza para forzar un cambio de régimen en el país-, el nuevo mandatario coincide con su antecesor en calificar a Maduro como un "tirano" y es partidario de incrementar las sanciones sobre el gobierno y sus aliados.
Biden también ha hecho llamados para que otros países reconozcan a Guaidó como líder legítimo del país y aboga por la liberación de los presos políticos y por la realización de nuevas elecciones en Venezuela.
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