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Frisby, la ruta para el propósito superior de Alfredo Hoyos





Cuando un joven quiere emprender un negocio, debe pensar para qué lo quiere crear y a quién va a beneficiar. Y eso lo debe llevar a un propósito superior que trasciende las utilidades. Ese es el consejo que da Alfredo Hoyos Mazuera, el fundador de Frisby y abanderado del Capitalismo Consciente cuando le piden un consejo para las nuevas generaciones de empresarios.

Así, la cadena de comidas fundada en 1977, ha sido el vehículo para que este empresario, exaltado ayer en los Premios Portafolio 2020 con el reconocimiento a la Vida y Obra Empresarial, lograra su propósito superior: aportar al bienestar del ser humano representado en sus 4.000 colaboradores.

Con una amplia formación humanística, inspirada en su madre, Fantina Mazuera, y una habilidad para los negocios, aprendida de su padre, Alfredo Hoyos Mejía, considerado pionero del sector avícola colombiano, Alfredo Hoyos Mazuera ha construido una sólida marca querida por los colombianos. En esa historia de éxito empresarial, es protagonista su esposa, Liliana Restrepo, una mujer de espíritu emprendedor, que ‘hombro a hombro’ lo ha acompañado en la consolidación de la cadena, conformando una poderosa lleve de progreso y éxito.


LOS NEGOCIOS Los Hoyos se asentaron en Pereira porque don Alfredo Hoyos Mejía aventurero e inquieto por los negocios partió de su natal Yarumal, en Antioquia, partió a Pereira, en 1935. Allí se vinculó al comercio de las telas con su Almacén Monserrate Real.

Luego, hacia los años 50 inauguró el Almacén Real, la primera tienda por departamentos de dos plantas en la región, animado por la apertura de la famosa cadena Sears en Barranquilla. Luego, en un viaje a Japón que hizo para abastecer de juguetes la tienda para la temporada de fin de año, conoció los desarrollos en el sector avícola, el negocio que marcaría el futuro de la familia.

Así fue como nación la primera granja avícola tecnificada que don Alfredo Hoyos Mejía montó en la finca Sierra Morena, según se recuerda en el libro “Una historia de amor llamada Frisby”, que recorre el origen y los principios de la popular marca y de su fundador. Su hijo, Alfredo Hoyos Mejía había nacido el 17 de mayo de 1946 y desde siempre se sintió motivado por seguir a su padre en el mundo de los negocios. Antes de cumplir 30 años ya había fundado seis empresas. Desde muy joven se interesó por aprender inglés, igual que lo hizo su padre para poder hablar de negocios con los japoneses.

“Luego en 1962, don Alfredo envío a su hijo a terminar la secundaria en la Riverside Military Academy, de Gainesville, Georgia (Estados Unidos), persuadido por la idea de que esa experiencia le templaría el espíritu. “Por aquel tiempo nadie sabía dónde quedaba Colombia, y Pereira ni siquiera aparecía en el mapa” , recuerda Alfredo Hoyos Mazuera, citado en el libro de referencia. También estudió en Indiana y su estadía allá sirvió para que conociera más sobre el mundo avícola y visitara ferias del sector. A los 18 años regresó a Colombia y empezó su trayectoria empresarial.

Así fue como creó Impavicol, una compañía que brindó asistencia técnica a los avicultores del interior del país. Luego exploró el negocio de la carne de pollo, en vista de que la fortaleza de su padre estaba en la oferta de huevo. Nacieron la granja Santa Inés y Pimpollo. Luego surgieron Procodes y Avícola del Pacífico. Después inauguró los restaurantes Pollo Loco, en sociedad con un amigo, con sedes en Pereira, Manizales y Palmira. La novedad era el pollo asado. En el año 73 se alió con los creadores de Kokoriko y crearon Avinco Ltda. para operar la marca en el Eje Cafetero y Antioquia.

En 1973 vendió su participación en esa empresa y en Pimpollo, y en 1977 se casó con Liliana Restrepo. Unos meses antes abrió en Pereira una pizzería llamada Frisby, causando gran sensación en esa ciudad que desconocía el plato insignia de la comida rápida. La gente, con humor, la llamaba ‘la arepa voladora’.

Para dar variedad a la carta, introdujo el pollo apanado, que con el paso del tiempo desplazó la pizza, con una receta original que matiene, más viva que nunca su promesa: “Nadie lo hace como Frisby lo hace”. Así nació esta cadena que, 43 años después, tiene más de 256 locales en 60 municipios del país.

LA HUMANÍSTICA Autodidacta, curiosos, dispuesto siempre a compartir conocimientos y estudioso de la sociología, la sicología y la filosofía, Alfredo Hosyos Mazuera le da prioridad al ser y a la meditación, Alfredo Hoyos Mazuera.

En su hablar pausado se oye la voz de la experiencia y en su mensaje sobre sale como alumno aventajado del capitalismo consciente, que cree que el éxito de los negocios se da cuando se orienta en las personas y en el bienestar de sus grupos de interés. Esa amalgama entre la humanística y la visión pragmática es la que le pone a Frisby un sello particular, ejemplo para las organizaciones en Colombia.


La cultura corporativa y la preocupación por el bienestar de los colaboradores, es una de las mayores fortalezas de la empresa, exaltada en la edición de los Premios Portafolio de 2018 en la categoría de Gestión Humana. Estos principios también han impregnado un programa de responsabilidad social que incluye la promoción de la educación con el Colegio Instituto Tecnológico Dosquebradas, la incubadora de empresas Acuma y los programas de empleo inclusivo y encadenamientos productivos.


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