Por: Valora Analitik
Parece volverse tendencia en las perspectivas de los analistas el hecho de que Colombia, por segundo año consecutivo, tendrá una inflación por encima del rango meta del Banco de la República (entre el 2 % y el 4 %).
La más reciente Encuesta de Expectativas de Analistas Económicos, correspondiente a enero, deja ver que el promedio de los medidos espera que la inflación en Colombia termine año en el 4,42 %.
Ahora, lo que también parece ser un hecho es que, por tercer año consecutivo, la inflación en Colombia superará la meta objetivo del emisor que, para 2022, se había establecido en el 3 %.
Pero, ¿cuáles son las consecuencias de una Colombia con inflación arriba del 4 % este 2022? Parecen ser varios los retos, entre los más importantes: la inflación, según lo manifiestan varios analistas nacionales, termina siendo el impuesto más crudo para los ciudadanos.
Lo anterior tiene sustento en varios hechos, pero uno de los más complejos es que la inflación no suele ser la misma para todos los estratos socioeconómicos del país.
El costo de vida por hogares
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) lo ejemplifica de la siguiente manera: durante el año pasado la inflación en Colombia creció 5,62 %. Sin embargo, la inflación para los hogares pobres y vulnerables fue del 6,85 %. Mientras que para el caso de los hogares de ingreso alto la inflación fue del 4,39 %.
Es decir, a la evidente brecha de poder adquisitivo que ya tienen los hogares en Colombia, una inflación que crece con mayor peso en las canastas de alimentos y en variables como los arriendos y servicios públicos, el aumento del costo de vida termina profundizando en esa desigualdad.
Por tales causas, el mercado y expertos ya dan por descontado nuevas posturas de la Junta Directiva del Banco de la República sobre el manejo de las tasas de interés, que es uno de los mecanismos para mandar un mensaje sobre el comportamiento de la inflación.
Ahora se estima que las tasas de interés estén sobre el 5,5 % o 5,75 % a cierre del primer semestre del año, cuando la visión anterior exponía ese escenario hacia finales del tercer trimestre del 2022.
Sobre el fenómeno, Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Colombia, advirtió que lo que se necesita es evitar el desanclaje de las expectativas de inflación.
“Si eso no pasa, corremos el riesgo de tener un espiral inflacionario que se retroalimenta y permea costos, salarios, en fin. Se vuelve en una avalancha compleja. El costo de que eso pueda ocurrir es que las decisiones de inversión se complican y generan dificultades. Las decisiones de los agentes se empiezan a enredar y al final es el impuesto más doloroso para los hogares vulnerables”, dijo Reyes.
Detalle a las consecuencias
Justamente esto último abre la puerta a entender parte de las consecuencias de un segundo año consecutivo con la inflación en Colombia arriba del rango meta del Banco de la República: desincentivar la inversión.
Un eventual mayor ritmo en el alza de las tasas de interés pone en riesgo la motivación de empresas por acceder a créditos en Colombia para empezar operaciones o aumentar su capacidad productiva.
Lo anterior sumado al hecho de que el consumo de los hogares también puede verse menguado, ante la precaución de no endeudarse con un sistema financiero que maneja tasas de interés un tanto más altas.
Es decir, en un primer vistazo estarían en riesgo lo que los analistas pronostican sean los principales jalonadores de la economía economía colombiana durante el 2022: el consumo y la inversión.
Es entonces cuando se evidencia el problema: intentar resolver ese escenario tan complejo, sin desajustar la caja de la reactivación, parece ser una tarea compleja de lograr.El año pasado el ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, había manifestado que el incremento en las tasas de interés no podía afectar el proceso de reactivación, posición que compartieron empresarios y comerciantes del país en su momento.
Posturas ante los nuevos hechos
¿Pero y ahora? El tema es que, según los mismos analistas, el Banco de la República se está viendo presionado a tomar decisiones en materia de alzas en las tasas de interés para enviar el mensaje de que está haciendo la tarea por el pico inflacionario.
La situación no sería tan crítica si Colombia no estuviera inmersa en un contexto de desempleo alto, a causa de los efectos de la pandemia. Con una tasa desestacionalizada de desempleo arriba del 12 %, una subida de tasas, que mengüe la confianza de las empresas, puede ser compleja para el país.
Sumado lo anterior a que si bien la inflación en Colombia responde en gran medida a efectos externos (como los problemas de suministro), se adhieren indexaciones locales como un incremento del salario mínimo en el 10,07 %.
Hecho este último que ya fue calificado por Roberto Steiner, codirector del Banco de la República, como un palo en la rueda para la recuperación del empleo en Colombia.
El llamado a la tranquilidad, recuerda Reyes, es que el Banco de la República está actuando y la institución cuenta con una confianza sólida a ojos del mercado interno y de los inversionistas internacionales.
Y, para sumarle un aliciente de tranquilidad, también lo mencionó Steiner, la inflación va a bajar, a qué ritmo, todavía falta ver. Pero es destacable que el próximo año ya se vean perspectivas de una inflación regresando al 3 %.
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