Por: Martin Gustavo Ibarra, Presidente de Araújo Ibarra Consultores Internacionales
En este momento estamos presenciando una triple transformación sucesiva en el comercio internacional:
1. Por una parte, desde hace 10 años, por cuenta del encarecimiento de China y el abaratamiento de las monedas de la mayoría de los países Latinoamericanos, se ha presentado el fenómeno del “nearshoring” y del “reshoring” entendiéndose éste como el regreso a América Latina de aquellos proyectos de manufactura que hace más de una década se localizaron en el Sudeste Asiático buscando reducción de costos.
2. La guerra comercial decretada por el Presidente Trump a China, que colocó a muchísimos productos por varios miles de millones de dólares, impuestos ad-valoren entre el 15% y 25%, lo cual hizo que en el 2019 se relocalizaran en 30 mercados, cerca de USD80.000 millones, que antes se fabricaban en China y que hoy se han trasladado a países como Vietnam, México, Taiwán y Colombia entre otros.
3. El Covid-19, que ha impulsado nuevos conceptos como son la seguridad industrial y la seguridad farmacéutica, lo cual ha obligado a varias de las empresas globales a relocalizar mucho mas cerca del consumidor la producción de insumos vitales de sus cadenas regionales de valor y ojalá con más de una fuente de suministro (lo que se conoce como inventarios redundantes).
Este triple cambio simultáneo implica unas gigantescas oportunidades para el Pacífico Colombiano, porque precisamente es del Pacífico Asiático de donde provienen esas manufacturas que están buscando nuevos lugares de proveeduría.
A lo anterior, se suman dos hechos adicionales que no pueden pasar desapercibidos: Uno es el crecimiento exponencial de comercio electrónico transfronterizo que supone la transformación de contenedores que llegan por barco a paquetes que se redistribuyen a la región por avión, para lo cual el Valle del Cauca tiene la condición excepcional de contar con tres magníficos puertos de clase mundial en Buenaventura a pocos kilómetros del Aeropuerto Internacional de Palmaseca (Bonilla Aragón) en Palmira, y el segundo reto que tiene Colombia de reemplazar lo antes posible las divisas provenientes de los productos minero-energéticos, que como el caso del carbón, dejarán de producirse en algunos proyectos a partir del año 2031, como lo ha anunciado el Presidente de la Glencore recientemente, lo cual supondrá una pérdida de divisas para el país de más de US$7.000 millones al año.
Y es aquí, donde es muy importante que el Occidente Colombiano liderado por el Valle del Cauca y los departamentos vecinos que van desde Caldas hasta Nariño, construyan lo antes posible una visión regional de cómo sus nueve zonas francas multiempresariales (o permanentes) así como de sus zonas francas especiales para poyar de una manera decidida la atracción de estos proyectos que están regresando a América, como consecuencia de la restructuración del comercio internacional antes mencionado.
Debemos recordar cómo a partir de la ultima reforma tributaria el régimen de zonas francas es totalmente compatible con las ventajas otorgadas a las mega inversiones, que permiten, además suscribir contratos de estabilidad jurídica en materia fiscal, depreciar todas las inversiones en un periodo de dos años y exonerar de impuestos a la repartición de utilidades a los socios.
Así mismo, bajo el liderazgo de Invest Pacífic y las Agencias Regionales de Promoción de Inversión, en alianza con PoColombia, se deben identificar y atraer nuevos negocios que hoy no existen en Colombia, pero que sin duda son el futuro del mundo y del comercio internacional.
Tal es el caso de la producción de vehículos eléctricos y sus partes y las baterías de litio, cuya materia prima se encuentra en los vecinos países de Chile y Perú, socios de la Alianza el Pacífico.
Otros dos proyectos que vale la pena considerar para que se relocalicen en nuestras Zonas Francas permanentes o especiales, son la producción de amoniaco que será uno de los combustibles limpios del futuro y de los cuales el Sudeste Asiático consumirá en grandes cantidades, y el segundo es tomar muy en serio el comercio electrónico transfronterizo que puede presentar muy diferentes alternativas de negocios para el Occidente Colombiano tal como, además de la logística de convertir contenedores en paquetes, que ya se mencionó, es la elaboración de las siete categorías de productos que mas se venden en comercio electrónico transfronterizo o los centros de llamada y centros de datos indispensables para el soporte del comercio electrónico.
El nuevo presidente del Banco Interamericano de desarrollo, Mauricio Claver-Carone, ha manifestado que su principal plan de acción será el convertir al Pacífico Latinoamericano en el lugar más competitivo del mundo para la atracción de inversión extranjera y poder nivelar así el gran desarrollo del Pacífico Asiático con el desarrollo del Pacífico Latinoamericano.
Nunca antes Colombia había tenido un reto de tal magnitud; nunca antes Colombia había tenido la gran oportunidad de conectar, a través del Pacífico, a Colombia con el comercio internacional, en estas fantásticas dimensiones.
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